Hoya de Pepe Hernando

  Pepe Hernando era un zagalillo que estaba al cuidado de un hato de cabras y que tenía su majada en la linde del pinar de Rascafría a tres tiros de honda de Majada Hambrienta, por bajo de las encharcadas praderas cumbreñas de Peñalara. Más
   
  Comenzamos una nueva temporada, en la que espero que descubramos nuevos parajes, visitemos impresionantes paisajes, disfrutemos y vivamos miles de anepdotas. Abantos una vez más se pone en marcha con gran ilusion.
  En el vértice sur este se encuentra el lugar donde visitaríamos en esta nueva jornada de senderismo, la Hoya de Pepe Hernando.
  Venta Marcelino nos recibió acogedora mente. Era el punto de encuentro aunque nuestra aventura empezaría desde un lugar un poco más apartado, el aparcamiento del arroyo de la Laguna Grande de Peñalara que estaba a tan solo 3 km.
Llegamos al punto de partida, preparamos nuestros equipos, comprobamos el mapa a seguir y nos pusimos en marcha. No habíamos dado ni dos pasos cuando alguien ordeno que nos colocáramos junto al puente, ya estaba tomada la decisión de que aquella sería la foto de inicio de ruta.
Remontamos el arroyo facilmente aunque la senda se dividía en tantas otras que elegir la adecuada era una ardua tarea. El lugar era muy acogedor, de una belleza intensa y el poder caminar junto al agua siempre te levanta el espíritu.
 Llegamos al Corral del Arroyo, un lugar muy bonito con un verdor especial y unas visitas muy imnotizantes. era el preludio del lugar que queríamos visitar. Comenzaríamos el ascenso final.
Abandonamos el arrollo y la zona del denso bosque de pinos y continuamos nuestro ascenso en dirección al camino que transita por la zona baja de Peñalara, la ruta de las lagunas. Las vistas eran espectaculares, giramos nuestros cuerpos y hay estaban la bola del Mundo...


Llegamos hasta un punto en el que sí o también teníamos que dirigirnos hacia nuestra derecha siguiendo sendas que aparecían y desaparecían a cada momento. Descendíamos lentamente esquivando, saltando y vadeando los matorrales.  El camino se hizo más llevadero por que nuestro objetivo estaba más cerca.
Ante nosotros teníamos el lugar al que queríamos llegar y el causante de nuestro madrugón. Nos encontrábamos en la Hoya de Pepe Hernando. Aquel lugar tenía unas vistas de lujo. Ante nuestros ojos estaba la poderosa Peñalara. ¡Algunos dudamos! pero, sí era ella.


Nos colocamos bajo unos árboles en unas piedras y nos pusimos a comer. Las vistas eran espectaculares, el lugar encantador y como siempre la compañía, lo mejor.
Después de la comida, nos hicimos unas cuantas fotos, en grupo, individual mente... Nos pusimos en marcha y comenzamos el regreso a los coches. La senda esta vez estaba bien marcada, en algunos tramos se convirtió en una amplia pista.




La senda se acabo, pero teniendo un arroyo tan cerca, ni lo dudamos. Todos nos sentamos donde pudimos, nos quitamos las botas y nos refrescamos los pies. Que placer, los pies se quedaron nuevos.
Refrescados los pies, nos fuimos a celebrar el final de ruta.