ABANTOS, UNA RUTA DIFERENTE

La ausencia de compañeros, a la hora de realizar la ruta programada para el sábado hizo que todo lo programado hasta el jueves se cambiara. Empezamos la ruta a las 11:00, que fue el momento en el que todos los miembros del grupo estábamos reunidos.

Iniciamos el camino ascendiendo por el lado derecho de la presa del Romeral, en todas las anteriores veces que habíamos realizado esta ruta lo hemos hecho por el lado opuesto.
 La foto de inicio de ruta no se hizo esperar. El mirador del embalse nos sirvió de foto col.
  

Nos adentramos en la zona del canal donde la naturaleza nos sorprendió. El musgo lo cubría todo y convertía el lugar en algo mágico.

  

  
Iniciamos el ascenso a la cima de Abantos. En los caminos nos encontramos multitud de saltos de agua y una vegetación renaciente y llena de vida.

  
Llegamos a la famosa fuente de la Concha, que se encuentra junto a la carretera. Un lugar en el verano muy concurrido por los ciclistas que paran ha reponer energías. Nosotros paramos para comprobar cual era la temperatura del agua y tomarnos alguna que otra foto.
  
Nada más pasar la fuente giramos a la derecha por una pequeña senda con una pequeña inclinación y numerosas zetas. Aquella senda era muy acogedora y nos cruzamos con algún ciclista loco que intentaba realizar algún descenso.
Nos encontramos con lugares muy bonitos llenos de encanto. No dudamos en tener una preciosa foto de aquellos parajes.
  

  
Llegamos al mirador, aquel en el que en nuestro nacimiento nos realizamos nuestra primeras fotos de grupo. Una preciosidad.
  


  
Llegamos a la carretera, cruzamos por una estrecha senda donde había un corral de ganado y regresamos a la carretera desde la que se contemplamos un pequeño embalse, el del Tobar.
  

  

  
Llegamos al cruce donde nos desviamos por la amplia senda que nos llevaría hasta la senda de Abantos. 
La Cruz de Rubens nos esperaba. No dudamos en ir a visitarla. Nos aproximamos por la senda marcada por las pisadas de otros visitantes. 
No dudamos en elegirlo como el lugar para parar a comer descansar un rato.
  


  

  
Las vistas eran chulísimas. 
  

  
Continuamos nuestro camino, la nieve lo ocupaba todo. Los paisajes eran preciosos todos estábamos felices.
  

  

  
Nos desviamos a la senda que nos llevaría a Abantos. En algunos sitios había una acumulación de 50 cm de nieve. Fue duro subir aquella pequeña pendiente.
  

  

  

  
Fuimos recibidos por el ya mítico Zorro de Abantos. El pobre asustado se marcho del lugar. Nosotros nos paramos en el lugar y disfrutamos de la cruz, el punto geodésico y las estupendas vistas.
  

  

  

Las vistas de Navacerrada, Siete Picos, la Maliciosa...eran impresionantes.
  
Continuamos por el sendero que estaba pegado a la valla señalizado por las pisadas de senderistas que anteriormente pasaron por el. Como en veces anteriores nos desviamos atravesando el muro para contemplar las vistas de la sierra y el Valle de los Caídos. 
  

  
Seguimos nuestro camino pegados al muro de piedra. Una subida corta más una bajada y en el cruce nos desviamos a la izquierda.
  

  
La pista por la que caminábamos nos llevaba a lo más profundo del Monte Abantos, donde de Madrid y Ávila  hacen frontera. Los parajes eran preciosos, cubiertos de nieve.
  

  


  

  
Llegamos al famoso cartel donde deja constancia del lugar en el que estábamos. No pudimos resistirnos...
  

  
¡Muñeco nieve diseño expres!
Descendimos rápidamente por los senderos por los que habíamos subido exceptuando en el ultimo tramo que elegimos una senda diferente para poder llegar por el lado opuesto de la presa del Romeral.
¡¡¡¡RUTA SUPERADA!!!!